Frío y solo es el lugar del tiempo húmedo.
No veo la frontera, los confines se enredan en sus vestigios vertebrales.
Su adentro se abre, y si, saben que las ves pero ignoran.
Solo empujan su esencia.
Todo es lejos. Todo es ahora distante y continuo.
Tengo que detenerlas porque no esperan, se desvanecen misteriosos.
La sombra las sujeta.
Ahí las ves, inmóviles, pacientes, custodiadas en su morada constante.
En el final amanece su desvelo.

“Un modo de estar”

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